Pasa la vida


Suelo, al atardecer, salir de casa
a tomar unos vinos, económicos
como un paseo, en tabernas domésticas
donde se habla, con familiaridad,
de fútbol, de política,
del hijo mayor que no encuentra trabajo,
del pequeño que no quiere estudiar,
de unas cortas vacaciones en el pueblo,
de enfermedades, de las rarezas del abuelo,
de un cambio de neumáticos
o del último atentado terrorista.
Estéril, el tiempo sigue, indiferente, su camino,
mientras miro,
apostado en la barra, a través del cristal,
pasar la vida,
en medio de un laberinto
de coches mal aparcados
y luces de neón
– y yo paso también, sin darme cuenta.


 

(de La llegada del mal tiempo)